Siempre que diseñamos un junípero bonsái intentamos
que represente la máxima severidad de la naturaleza, y para ello les damos
formas tortuosas, creando maderas muertas en gran cantidad y con verde
reducido. La belleza de estos juníperos bonsái está fuera de toda duda.
Pero…….
¿Todos los juníperos bonsái han de formarse de este modo?. Si revisamos
grandes obras de bonsái de la especie en Japón, observaremos que hay muchos de
ellos con formas que nos recuerdan a individuos que viven en condiciones menos
severas, aunque también tienen en sus diseños zonas de madera muerta, que tal
vez representan no la máxima severidad de la naturaleza, pero si el paso de
muchos años . Esta reflexión nos indica que según el material de partida del que
dispongamos trabajaremos en su diseño de un modo u otro.
Si tenemos la fortuna de trabajar un junípero
yamadori, está en consonancia buscar diseños
extremos, ya que la propia naturaleza nos ha proporcionado los detalles
de forma, movimientos, madera muerta y
zona viva.
Por
el contrario, si intentamos crear un
bonsái de junípero a partir de planta de vivero o pre-bonsái, de lo único que
disponemos es de juventud, por lo tanto de vigor suficiente para trabajar, donde el buen cultivo y la visión de futuro
en su camino hacia el bonsái, nos darán los resultados que deseamos.
El junípero de la siguiente historia, procede de
vivero, y en diez años de trabajo se ven resultados muy agradables.
Su diseño, desde el comienzo de este proyecto, es de
un moyogi, donde los rasgos de vejez los ha ido adquiriendo a base de trabajo y
poco a poco.
En
este último trabajo se eliminó a mano toda la corteza vieja que ha ido
acumulando, además de retirarle algunos alambres .Este mantenimiento evita que
debajo de la corteza se instalen insectos, y por otro lado le extraemos la
belleza de su color rojizo.
Además se eliminaron todos los brotes, hojas y
ramitas débiles. Este trabajo anual permite que luz y sol penetren en el
interior de las ramas, facilitando que surjan nuevos brotes interiores.
Llegados a este punto, es el momento de decidir que
ramas hemos de eliminar.
En primer
lugar se cortó la rama que estaba en el frente, la cuál no nos permitía ver el
movimiento de su tronco, además se eliminó una rama gruesa en el lateral
izquierdo, justo encima de la primera rama seca.
Esta operación nos permite, en primer lugar, crear
más espacio vacío en esa zona y la
visión de la primera rama seca mejora muchísimo, además, la asimetría ahora es
la ideal.
Alambré todas
las ramas, gruesas y finas con alambre
de cobre.
Una vez terminado la colocación del alambre, el paso
siguiente fue posicionar todas sus ramas y compactar el conjunto.
Bajo mi punto de vista, después de este trabajo ha
quedado excelente. Un bonsái de junípero en estilo moyogi con mucho movimiento,
un shari que parte desde su base ancha y recorre el tronco, apareciendo y
desapareciendo, una primera rama seca, algo inusual, pero que da el toque de
vejez necesario, y con una rama fuerte en el lado opuesto, naciendo del codo,
que sirve de contrapeso óptico.
El resto de la copa se redondeó como la de un
verdadero árbol viejo, que crece lo justo cada año para mantenerse espléndido.
Ahora, solo hay que seguir cultivándolo y ponerle
mucho
BONSAI WO AI SURU KOKORO, (corazón que ama el bonsái).
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